La foto que sirve de cabecera de la página web corresponde a una exposición-concierto que realicé en diciembre de 1995 en la Facultad de Bellas Artes de Barcelona. Recién licenciados, mis compañeros y yo (del departamento de grabado) hicimos una serie de exposiciones consecutivas de nuestros proyectos de fin de carrera. En mi caso, el proyecto, que llevaba por título «Sábanas flamencas», giraba en torno a mi relación con una familia de etnia gitana afincada en Barcelona, de origen granadino, que había conocido en febrero del mismo año.
En buena medida, el conocer y adentrarme en esta extensa familia con buena afición al Flamenco influyó decisivamente en mi determinación por aprender a tocar la guitarra flamenca y me dio la oportunidad de conocer de primera mano (de primera voz) el aspecto menos académico, pero más vital, quizá más auténtico, de la música flamenca.
En cierto modo, pues, esa exposición, a la que vinieron a cantar y tocar algunos miembros de esa familia, representa el comienzo de un largo recorrido personal por el mundo del Flamenco, con experiencias inolvidables que alimentaban mis ganas irrefrenables de aprender, de convivir con esa música, de formar parte de ella, y que hoy cristaliza en el libro «Ritmo y compás». Y aunque parezca un resultado muy estático para una experiencia tan vital, es fruto de un gran amor, respeto y admiración por una tradición musical a la que he querido corresponder con lo mejor de mí, a través de la faceta en la que creía poder ofrecer mi mejor tributo: la investigación, el análisis, la pedagogía.
Por otra parte, creo que esta foto de portada también refleja de forma gráfica lo que he perseguido con el libro recién publicado: descubrir las entrañas musicales del Flamenco, sus entresijos, sus estructuras ocultas, todo aquello que, en silencio, permite que el Flamenco sea uno de los lenguajes sonoros más universalmente atractivos. En fin, os adjunto la imagen en su tamaño original y una segunda foto, de la vista contraria de la exposición, donde podéis observar el tendedero de sábanas que le daba título, antiguo ajuar de mi propia familia sobre el que impresioné, mediante una técnica de fotograbado, imágenes de los primeros encuentros con esa “familia de adopción” que aún hoy visito de vez en cuando.